Hasta hace una década se pensaba que un papel solo podía doblarse sobre sí mismo un máximo de siete veces, pero entonces llegó Britney Gallivan, estudiante de instituto, dispuesta a romper todo lo establecido. Consiguió doblar doce veces el papel antes de que se convirtiese en imposible (en la foto, el 11º doblez).
Y en 2012, un grupo de estudiantes consiguieron alcanzar 13 dobleces, batiendo el récord. Lo podéis ver en el siguiente vídeo:
El motivo detrás de este fenómeno son simples matemáticas. Si doblamos un papel A4 de 300 mm de largo y 0.05 mm de grosor, obtenemos una pieza de 150 mm de largo y 0.1 mm de grosor; para el octavo doblez se ha convertido en una pieza de 1.25 mm de largo y 12.8 mm de grosor. Al ser más gordo que largo es brutalmente difícil conseguir un doblez más, tanto como doblar acero.
Pero si tuviésemos una hoja de papel lo suficientemente grande y la cantidad de energía para doblarlo, podríamos llegar a escalas enormes en poco tiempo. Con 23 dobleces llegaríamos a 1 km de altura, y con apenas 30 dobleces nuestra estructura llegaría al espacio. ¿Quieres seguir doblando?
Extraído de la web OMICRONO
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